La Cámara de Diputados chilena ha aprobado esta madrugada por 78 votos contra 67 y tres abstenciones la acusación constitucional contra el presidente, Sebastián Piñera, a quien la oposición busca destituir tras su aparición en los Papeles de Pandorapor las supuestas irregularidades en la venta en Islas Vírgenes Británicas de un polémico proyecto minero. En una jornada peculiar y maratónica de 22 horas, el socialista Jaime Naranjo ha realizado una presentación de casi 15 con la lectura de 1.300 páginas para lograr alargar la discusión hasta la madrugada, a la espera del voto clave de un congresista al que este martes se le levantaba la cuarentena por covid-19.
En un ejercicio de filibusterismo nunca visto en el Congreso, la técnica de obstruccionismo parlamentario ha provocado tanto interés como sus implicaciones. Es la segunda ocasión que este Parlamento busca sacar del cargo a Piñera —la primera fue en el marco del estallido social en 2019—, con una acusación que ahora deberá revisar el Senado, donde a la oposición se le hará más complejo reunir los votos necesarios en el impeachment contra el mandatario. Mientras, el presidente podrá seguir ejerciendo sus funciones, pero no podrá salir del país.
La oposición a Piñera, que lidera un Gobierno conservador que termina el próximo 11 de marzo, ha trabajado a contrarreloj para que la acusación constitucional —como se le llama en Chile al impeachment— logre analizarse antes de las elecciones del 21 de noviembre, donde se renovará buena parte del Congreso y se definirá a su sucesor.
Es una campaña polarizada en la que los favoritos, de acuerdo a las últimas encuestas, son el diputado Gabriel Boric (del Frente Amplio de izquierda en alianza con el Partido Comunista) y el líder del partido Republicano, José Antonio Kast (de la derecha extrema, que no pertenece a la alianza de Gobierno), que se medirían en una segunda vuelta el 19 de diciembre.
Cada nuevo impulso vale en medio de una campaña competitiva donde las fuerzas antagónicas se disputan voto a voto su llegada a La Moneda, por lo que la destitución del mandatario representaría un golpe inequívoco y profundo a su sector político. De acuerdo a los cálculos, sin embargo, en el Senado será difícil que la oposición alcance los votos necesarios para aprobar la acusación, porque se necesitan 29 votos, es decir, todos los propios más cinco del oficialismo.
Fuente: El País