En medio de protestas y operativos federales, la ciudad de Los Ángeles impuso un toque de queda en el centro de la ciudad, de 8 de la noche a 6 de la mañana, tras registrarse actos de vandalismo, bloqueos en autopistas y más de 200 arrestos durante las últimas noches.
La presencia de la Guardia Nacional y unidades de marines ha provocado reacciones divididas. El gobernador Gavin Newsom acusó al gobierno federal de un “abuso de poder” y advirtió que “la democracia está bajo asedio”.
En tanto, líderes comunitarios y religiosos han llamado a mantener las protestas de forma pacífica, mientras las autoridades continúan aplicando el toque de queda de forma estricta.
La situación ha generado especulación entre residentes del sur de California, especialmente por un posible desplazamiento de personas desde Los Ángeles hacia condados vecinos.
Nota por Austin Bueno
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