Ciudadanos, en su mayoría turistas médicos, son blanco de grupos delictivos que operan con impunidad en la zona bajo el puente en la garita.
La ausencia de un marco regulatorio y la falta de vigilancia federal en un punto crítico del cruce fronterizo entre Mexicali y Calexico han creado un caldo de cultivo para el robo sistemático y la extorsión, afectando tanto a residentes locales como a visitantes internacionales.
El modus operandi se repite con alarmante frecuencia. Cuando un conductor sufre una avería mecánica o necesita regresar a México por una emergencia en la fila hacia Calexico, específicamente en la zona bajo el puente, es abordado por individuos que se ofrecen a “ayudar”. Sin embargo, esta asistencia es una fachada para exigir hasta 200 dólares por permitirles dar la vuelta. La negativa a pagar suele desencadenar actos de violencia, que incluyen agresiones físicas y el rompimiento de los cristales del vehículo para amedrentar a las víctimas.
Nota por Roberto López y Yahely Portillo
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