Cincuenta vagones de un tren que transportaba químicos peligrosos se descarriló en las inmediaciones de la localidad de East Palestine, en Ohio, Estados Unidos, disparando las alarmas por una posible catástrofe ambiental.
El descarrilamiento del ferrocarril, que estaba compuesto por 150 vagones, de los que 50 transportaban químicos peligrosos, como cloruro de vinilo, benceno y acrilato de butilo, empleados en la producción de plásticos y sus derivados, como tubos de PVC, no produjo lesionados o muertos en una primera instancia.
A pesar de ello, cerca de la mitad de los habitantes de East Palestine, que las autoridades cifran en alrededor de 2 mil personas, fueron evacuadas debido a que la exposición a los químicos podría afectar severamente su salud. Días después, la evacuación se extendió en un diámetro de 48 kilómetros, incluyendo localidades en los vecinos estados de Pennsylvania y Virginia Oriental.
Una de las decisiones más polémicas tras la tragedia fue la de incinerar cinco vagones que transportaban cloruro de vinilo, un material altamente inflamable y tóxico cuya ingesta está relacionada con distintos tipos de cáncer, entre ellos el de hígado, de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.
Aunque las autoridades norteamericanas señalan que su inhalación es menos tóxica que la del insecticida DDT, es más dañino que el gas natural y el amoniaco, y sus efectos se incrementan con el tiempo.
La quema y liberación de este compuesto, a su vez, genera gases como el fosfato, empleado durante la Primera Guerra Mundial como arma química, y el cloruro de hidrógeno.
En el caso del primer compuesto, sus efectos en la salud incluyen vómito y dificultad para respirar severa en una exposición leve de 0.1 partículas por millón durante periodos que van de los 15 minutos a las 8 horas.
El cloruro de hidrógeno es un gas de color amarillento que causa irritación en piel, ojos, garganta y nariz. Pero de acuerdo con expertos como Neil Donahue, profesor de la Universidad Carnegie Mellon, las dioxinas, producto de la quema de estos productos, son aún peores.
“El cloruro de vinilo es malo, pero las dioxinas son peores como carcinógenos (compuestos que producen cáncer) y éstos provienen de la quema”, señaló Donahue.
Algunos investigadores consideran que la filtración del acrilato de butilo y el benceno podría contaminar severamente las fuentes de agua cercanas. Las amenazas invisibles luego de la quema del cloruro de vinilo son igualmente importantes.
“Hasta que no se haya realizado una evaluación exhaustiva, el hollín y cualquier otro material, en mi opinión, deben tratarse como contaminados con cloruro de vinilo, dioxinas u otros contaminantes hasta que se demuestre lo contrario”, destacó Lynn Goldman, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Washington.
Solo seis días después del incidente, los habitantes de las localidades afectadas regresaron a sus hogares.
Polémica y teorías de la conspiración
Ante la posibilidad de una contaminación persistente en la zona, los habitantes de poblados localizados en la frontera entre Ohio y Pennsylvania demandaron a la compañía Norfolk Southern debido al descarrilamiento de un tren que transportaba químicos peligrosos.
Los demandantes exigen que se brinde atención médica a personas que habitan en un diámetro de 48 kilómetros desde el punto del accidente, ubicado en la localidad de East Palestine.
Por otra parte, la representante por el estado de Georgia, Marjorie Taylor, acusó al gobierno federal de los Estados Unidos de desviar la atención con el derribo reciente de objetos voladores no identificados para no ofrecer respuestas sobre el posible daño ecológico provocado por el accidente.
“East Palestine, Ohio, está atravesando un desastre ecológico porque las autoridades hicieron estallar los vagones descarrilados del tren que transportaba productos químicos peligrosos y la prensa está siendo arrestada por tratar de contar la historia.¡Oh, pero los ovnis! ¿Qué está pasando?”, tuiteó Taylor.