Ante redadas de agentes de migración, algunos con el rostro cubierto y fuertemente armados, ocurridas en las últimas horas en la ciudad de Los Ángeles, California, en centros de trabajo como tiendas de ropa, restaurantes, panaderías y obras de construcción, así como en espacios públicos, que resultaron en la detención de decenas de inmigrantes —principalmente de origen mexicano—, la comunidad hispana estalló en protestas contra estas acciones y las políticas racistas del presidente Donald Trump.
La concentración tuvo lugar en el condado de Paramount, donde una multitud, portando cartulinas y pancartas con frases como “Fuera el ICE de aquí” y “Los inmigrantes no somos criminales, solo queremos trabajar”, se manifestó. Sin embargo, la situación se tornó violenta y terminó en confrontaciones entre autoridades y manifestantes. Oficiales lanzaron gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para dispersarlos. Como respuesta, los manifestantes incendiaron una patrulla y causaron disturbios en comercios.
En reacción, Donald Trump ordenó el despliegue de 2,000 elementos de la Guardia Nacional, decisión que fue criticada por el gobernador de California, Gavin Newsom, quien aseguró que tales acciones del gobierno federal solo agravan la tensión.
Los Ángeles, California, es considerada una “ciudad santuario”, donde la economía depende en gran medida de los latinos, quienes representan más del 70% de la fuerza laboral.
Nota por Israel González Cano y Yahayra Carrillo
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